viernes, 29 de septiembre de 2017

Tres años de amor absoluto: felicidades mi reina

Y el 29 de septiembre de 2014 a las 8:25 de la mañana por fin la conocí y me enamoré locamente otra vez, no podía ser más perfecta para mis ojos, todo lo vivido mereció la pena:
Mi sueño se hizo realidad por segunda vez y contra pronóstico, porque los milagros existen, os lo aseguro, entré en los 40 con la mejor de las noticias y nueve meses después no podía dejar de mirarla, ni siquiera podía dormir, sólo mirarla, ese era mi descanso, mirarla y tenerla junto a mí:

Tres años cumple mi princesa hoy, no me lo puedo creer. Llevo tres años con ella en una nube. Estoy absolutamente enamorada de ella (y de su hermano). Babeo. La miro y muero, ayer, hoy y siempre.

Me encanta verla disfrazarse, me encanta verla cantar y bailar, me encanta verla hablar sola, me encanta verla correr alocadamente, me encanta esa alegría contagiosa que pone a todo, ese ímpetu, esas ganas, me encanta todo en ella.

Ni en mis mejores sueños fue mejor, porque como dice su padre, no necesita de añadidos ni filtros para ser bellísima, lo es y punto.

Después de muchos meses buscándola, después de un embarazo tan malito y de una cesárea de urgencias en 10 minutos por fin la conocí, y me enamoré aún más. Han pasado tres años y a veces pienso que todo es un sueño, pero es real y es mía.

Llevo tres años con ella pegada a mí, duerme encima mía, hago pis y pó con ella sentada sobre mí, como con ella agarrada a mi cuello, me ducho con ella delante, limpia conmigo, está todo el día oliendo mi pelo y mi cuello, me busca constantemente, está donde yo estoy, me imita en todo, y aunque a veces me satura tanta mamitis y tanta demanda, no lo cambio por nada porque llegará un día que añore todas esas cosas.

Y mientras tanto el padre muriendo de envidia porque creía a pies juntillas aquello de que las niñas son más de los padres, de hecho yo lo soy, pero cuando yo estoy me prefiere a mí, soy su persona preferida en el mundo. Qué le vamos hacer.

Mi pelona tiene ahora pelazo, quién lo diría. Y apunta maneras de ser muy inteligente, muy independiente y muy femenina. Esa predisposición, esa energía, ese ímpetu, ojalá siga así.

Felicidades mi reina, te amo con todas mis fuerzas, qué feliz me haces, qué felices nos haces, cómo te amamos en esta casa.
Si deseáis algo mucho, mucho, mucho, con el alma y el corazón, al final se cumple, nunca hay que tirar la toalla, lo verdaderamente bueno se hace de rogar algunas veces aunque no entendamos nada por el camino, pero cuando llega es tan maravilloso y tan increíble que todos los miedos y sufrimientos desaparecen por arte de magia:



Perseguid vuestros sueños, yo ya tengo los míos y me tienen loca, para mí no existe mayor triunfo que ellos dos:








Besos. Inma


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