Un recuerdo de la infancia

Muchas de las que se seguís este blog, la gran mayoría sois asturianas, leonesas, cántabras y gallegas, sé que lleváis un veranito que es para el olvido con tanto frío y tanta lluvia y que ambas cosas os tienen aburridos. Es totalmente lógico. Ayer mismo, mientras comía viendo los informativos salió el País Vasco donde llevaban no sé cuántos días lloviendo sin parar, y tanto mis padres, como mi marido y yo dijimos casi a la vez "joder vaya tiempecito, parece nuestro invierno", porque iban vestidos como nosotros aquí en un día de invierno normal (sin mucho frío). Eso mismo me ocurre cuando otras veces veo por televisión a Galicia en pleno verano, que digo "¡ala pero si van como nosotros aquí en invierno!". Os digo todo esto para situaros en el tema y sin ánimo de poneros los dientes largos.

Conozco muchas regiones de España, a algunas he ido en verano y a otras en invierno, pero recuerdo especialmente ese viaje en coche a Asturias y Galicia en agosto de 1999 con mi tía Carmen y mi prima Io, os podéis hacer una idea qué preciosidad de viaje y para nosotras que veníamos de un "veranito tela marinera de calor" encontrarnos con el fresquito fue MARAVILLOSO, estábamos encantadas de la vida, yo en concreto no me quité los vaqueros y las rebecas en todo el viaje y por las noches hasta dormía con mi mantita finita, una gozada. Todo esto me lleva a pensar que a veces da la sensación que unas y otras vivimos en países diferentes, cuando no es así.

Por regla general el tiempo en Málaga suele ser muy envidiado, es un clima totalmente mediterráneo con inviernos muy suaves y veranos calurosos, pero no con tanto calor como hace hacia el interior de la mitad sur de la península, pues el mar suaviza nuestras temperaturas. Aquí los años de lluvías y de sequías son cíclicos, se van alternando una serie de años seguidos donde apenas llueve unas gotas y siempre en invierno, y otra serie de años seguidos donde llueve "bastante" (para nosotros) en invierno, ahora parece que estamos en esta "fase de lluvias" desde hace dos inviernos.

De Málaga os puedo decir que he vivido inundaciones (algunas muy gordas y a tener en cuenta), además cuando llueve lo hace a lo bestia, en una hora te cae todo el agua del mundo colapsándolo todo, he vivido hasta un tornado bastante importante que pasó a escasos metros de mi casa y que en cuestión de minutos arrasó media ciudad, fue en enero de 2009, era domingo por la tarde-noche, durante todo el día llovió e hizo "bastante" frío, por lo que no había casi nadie en la calle, casi todo el mundo estaba en casa, de ahí que no pasase casi nada a la gente. Debo decir que a los malagueños el frío y la lluvia nos "acobarda", no sabemos "vivir" con estas cosas, nos frenan bastante en nuestro día a día, de ahí que el día del tornado no hubiese casi nadie en la calle. Evidentemente siempre, siempre, siempre la lluvia y el frío nos pillan desprevenidos sin ropa, calzado o un paraguas en condiciones. Es gracioso observar el stock de paraguas de una familia malagueña normal, es de pena, casi todos rotos o viejos o pasados de moda, porque precisamente algunos tardan años en que le demos utilidad. Evidentemente estamos más preparados para soportar el calor, hace apenas unos días BABALLA contaba en su blog su visita a Málaga, nos decía que le sorprendieron los toldos de C/ Lario (principal calle de Málaga), pero son pequeñas e ingeniosas soluciones para hacer más llevadero el calor a turistas y autóctonos.

Pero también he vivido sequías y todo lo que conllevan: más alergias, más virus, veranos insoportables (la cosa empeora hacia el interior), restricciones de agua, cosechas que se pierden suponiendo la ruina para muchos, otoños, inviernos y primaveras en los que apenas han caído unas gotas de agua, paisajes secos, pantanos bajo mínimos o directamente secos, y os aseguro que ésto sí que aburre y es preocupante.

Y ahora es cuando os cuento mis queridas niñas del norte mi recuerdo de la infancia para que os hagáis una idea, es una anécdota que siempre cuento a gente del norte o a extranjeros, porque tanto lo mucho como lo poco cansa, pero en este aspecto lo poco además es peor y más perjudicial: estando en 3º de E.G.B. (8/9 años) pasamos por un tiempo de sequía (evidentemente no os pongáis en situación como si estuviésemos en África, noooooo, es la sequía de una zona mediterránea), llevábamos más de un año sin que lloviese en condiciones (no cuenta que te caiga un chisporreteo cada tres o cuatro meses de varios minutos, eso NOOOOOOOOOO cuenta), la cosa ya iba pintando mal, recuerdo además que en el cole rezábamos cada mañana para que lloviese y un día LLOVIÓ, igual para vosotras mis queridas niñas hubiese resultado una lluvia de "risa", pero para nosotros era más que suficiente, tal fue nuestra alegría que salimos al patio todos los alumnos y todos los profesores a celebrar bajo la lluvia cantando y haciendo corrillos que ESTABA LLOVIENDO. Sólo os digo que tengo grabado este recuerdo en mi memoria como una de las imágenes más importantes e impactantes de mi infancia y que he ido comprendiendo aún más su significado conforme he ido creciendo.

Además os dejo las palabras de un amigo que es biólogo de la Universidad de Málaga, el cual me decía allá por los años noventa, epoca por la que pasamos también por una especie de sequía: "mi hija tiene casi tres años y no conoce la lluvia". Fuerte ¿verdad? Pues eso, que disfrutéis de ese maravilloso paisaje, que no es fruto de cuatro gotas. Y entiendo vuestra queja que conste, con lo cual el dicho se hace realidad: nunca llueve a gusto de todos.

Besos

Inma

PD (1): aquí tengo al enano haciendo sus pinitos con la pintura, ni os cuento cómo están él y el mantel.....

PD (2): mañana igual tengo una mini-quedada bloguera con una persona especial.